El pasado 22 de julio, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid declaró procedente el despido de una Directora de Recursos Humanos que fichaba con la tarjeta de antiguos trabajadores de la empresa para escapar al control de su jornada. 

La trabajadora, bajo la supervisión del Director General de la empresa, era la única encargada de las tarjetas de control de asistencia de los trabajadores. Cuando un trabajador cesaba en la empresa, era a ella a quién le debía entregar su tarjeta personal. Pero en lugar de desactivarlas o destruirlas, la trabajadora las almacenaba para poder entrar y salir de la empresa sin dejar ningún rastro personal. Como no tenía ningún superior jerárquico al que rendir cuentas sobre el control de asistencia, la trabajadora utilizaba las tarjetas con la confianza de que no sería descubierta.

Su problema, según relata la sentencia, llegó cuando varios trabajadores informaron a la empresa de haberla visto entrar y salir utilizando tarjetas de identidad distintas a la suya. Una vez comprobados los sistemas de control, la empresa descubrió numerosos días en los que la trabajadora entraba a trabajar en la empresa pero no llegaba a salir de ella. En esos días, aparentemente, varios exempleados de la empresa habían realizado salidas sin haber llegado a entrar siquiera. 

Cuando la empresa descubrió este comportamiento, el despido no se hizo esperar. La carta de despido calificaba su conducta como una «transgresión de la buena fe contractual», algo que no encajó con la visión que la trabajadora tenía del asunto. Demandó a la empresa con el razonamiento de que el despido era excesivo porque por sus funciones como Directora de Recursos Humanos tenía libertad de entrada y salida de la empresa. Además, razonaba en su demanda, tampoco estaba causando un perjuicio a la empresa.  

La Sentencia se alinea con la empresa y considera que, con su conducta, la trabajadora ha roto la confianza que la empresa había depositado en ella. Al margen de consideraciones respecto a su horario o el perjuicio causado, lo cierto es que la trabajadora abusó de su posición privilegiada como Directora de Recursos Humanos para eludir los controles que aplicaban al resto de trabajadores y realizar la jornada que le convenía sin dejar rastros. 

Una conducta así, concluye la Sentencia, supone una auténtica violación de la buena fe contractual, que sólo puede clasificarse como de muy grave y culpable, y que es justificación de causa de despido por ruptura de la confianza empresarial.